viernes, 12 de septiembre de 2014

11 de Septiembre en Tarragona. Luces y sombras.

Celebrar el 11 de septiembre en Tarragona bajo el lema "Recuperem el seny. Recuperem la senyera" ha sido una idea de "Societat Civil Catalana (SCC)" que muchos hemos apoyado desde las redes sociales y algunos hemos asistido personalmente.
Toda iniciativa para demostrar que no todo el mundo en Cataluña es fiel y sumiso seguidor de las consignas de la ANC es bienvenida. Hay otros catalanes que no necesitan que alguien les marque el punto donde deben de estar situados para hacer una bonita foto en una concentración. Manifestarse es otra cosa.

El acto de Tarragona no fue un acto multitudinario. Quedarse satisfecho con la asistencia de 4.000 a 7.000 personas es marcarse unos objetivos muy bajos. De todas formas es un peldaño más en esa escalera que hemos de subir para demostrar al resto de Cataluña, de España y del mundo que somos muchos los catalanes que no estamos sometidos a la voluntad independentista de nuestro gobierno local. Y que no nos quedaremos de brazos cruzados viendo como nos roban nuestra nacionalidad y como nos hacen extranjeros en la tierra donde hemos nacido y/o vivimos.

En conjunto me siento identificado con el programa preparado por los organizadores para el acto de Tarragona. Sin embargo no puedo dejar de poner en evidencia luces y sombras en su puesta en escena.
El anfiteatro de Tarragona se fue llenando mientras una inmensa  senyera, la bandera estatutaria de nuestra comunidad autónoma, era transportada por decenas de personas a lo largo de la Rambla Vella.
Las banderas catalanas y españolas  ondeaban en el milenario anfiteatro cuando apareció en la arena la enorme senyera.
Hasta aquí, magnífico. El lugar pequeño, pero inigualable, símbolo de Tarraco,  capital de la Tarraconensis, la principal provincia de la Hispania romana. De momento todo luces, pero aparece una sombra. 

Toma la palabra el señor Joaquim Coll, vicepresidente primero de SCC. Su discurso correcto en el fondo no lo fue tanto, desde mi punto de vista, en la forma. Ni una sola palabra en castellano. El idioma de una buena parte de los catalanes que estábamos en el anfiteatro fue totalmente olvidado, no sé si deliberadamente o no. Una pena.
 Se puede loar a la bandera, que debería de ser de todos los catalanes, también en castellano. Las banderas no tienen idioma, las personas sí. Entoné, como el resto, el "Cant de la Senyera", pero con una cierta amargura, un cierto regusto a algo conocido que esperaba no encontrar aquí.
 Solo al final una palabra en español, el clásico "¡Visca Cataluña¡¡Viva España¡, pero sinceramente me sonó más al grito obligado por el que tienen que pasar los jugadores del Barça, en los discursos tras la consecución de un trofeo, que a algo espontáneo.

Ya en la plaza del circo romano en el escenario dispuesto para el evento siguieron los discursos.
Habló en primer lugar la señora Susana Beltrán, vicepresidenta tercera de SCC. Su discurso íntegramente en castellano fue sobre todo voluntarista y para entusiasmar . Nada que objetar. Quizás, podría haber hecho una parte en catalán.

En el cierre el plato fuerte, el presidente de la SCC señor Josep Ramón Bosch. Excelente orador, magníficamente estructurado, ideas claras, contundente, motivador..., pero nos quedamos con las ganas de saber si conocía el castellano. Discurso íntegramente en catalán, sin ninguna concesión. Comentaba el señor Bosch (traduzco del catalán)  "Recuperar el seny y la senyera es recuperar la Cataluña que se expresa en catalán, español o aranés, lenguas que han de ser queridas sin imposiciones y sin prohibiciones".
El movimiento se demuestra andando. Desde mi punto de vista el presidente de la autodenominada SCC no se puede dirigir a un auditorio que reivindica el bilingüismo solo en una de las lenguas propias. Y no me digan que "hoy no tocaba" porque eso lo hemos oído demasiadas veces.
La sociedad civil catalana es bilingüe y si se escenifica por parte de la SCC una sumisión a los de siempre, muchos no nos sentiremos representados.

El acto concluyó con una magnífica mini-historia de Cataluña proyectada en la muralla y unos fuegos artificiales de excelente ejecución. La estética perfecta.

Exponer las sombras filtradas en un acto lleno de luces creo que es mi obligación. La crítica en sí no es mala. De los errores (si se interpreta que los ha habido) se aprende.
 Seguiré asistiendo a los actos de SCC, porque creo que el fondo es bueno, pero estaré muy atento a su evolución y daré siempre mi opinión, porque la forma también es importante.
Enhorabuena señores de la SCC por organizar el 11 de septiembre en Tarragona, pero analicen si entre las luces se coló alguna sombra.